ALIMENTACION Y BIENESTAR

Los problemas de ansiedad, malestar o estrés pueden estar directamente relacionados con la alimentación. Cuando pasamos por algún periodo de malestar tanto físico como mental, solemos descuidar la alimentación, comemos a deshora o ingerimos una cantidad de alimentos fuera de lo recomendado para cada comida del día, esto puede agraviar nuestro problema.

Sin embargo, si damos la vuelta a la tortilla, una buena alimentación, cuidada, variada y equilibrada, logra producir un aumento del bienestar, consigue aumentar nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo mejora sustancialmente.

Por contra, existe el triángulo del bienestar: alimentación variada y equilibrada, hidratación adecuada y actividad física, que es la base para llevar una vida sana y poder compensar algún exceso, a veces inevitables. Alguna pequeña pista para lograr el equilátero:

 

 

  • Alimentación: Es preciso evitar el consumo de ultra procesados (cereales, bebidas carbonatadas, frituras, snacks, bollería…) e igualmente importe es no excederse en la cantidad de las ingestas y recordad:

Hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe, cenar como un mendigo…

  • Hidratación: Para una correcta hidratación es importante no solo beber agua cuando tenemos sed. También ayuda a lograr esta hidratación el consumo de frutas, verduras y ensaladas. No basta fiarse de nuestra sensación de tener sed para beber.

  • Actividad física: No debemos dejarnos caer en rutinas sedentarias que congelen nuestra actividad. Así, la OMS recomienda al menos entre 150 y 300 minutos de ejercicio semanal para adultos.

Otro factor no incluido en este triángulo básico, siendo un pilar fundamental, es el descanso. Las horas de sueño, sobre todo en la gente más joven, son para que el cerebro procese toda la información retenida durante el día y, a modo de esponja, absorba lo relevante y descarte la información extra que a día de hoy, es mucha.

Al margen de que el cerebro cumpla con sus funciones nocturnas, también el cuerpo debe reposar, dado que así el sistema inmunológico se fortalece, la presión sanguínea baja y nos llenamos de energía para afrontar el siguiente día con la fuerza que se requiere.