CATERING EN VALLADOLID

Llegar a Valladolid y no sentir Castilla y León es una sensación incompleta.

El dicho dice, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, los que hemos vivido fuera, hemos podido llegar a sentir el hogar en un sitio lejano, sabemos lo que es reconocerse a uno mismo en otro idioma, separados de nuestra familia y amigos, de repente, nos encontramos rodeados de nuevas sensaciones…

Nuevas costumbres, nuevas formas de pensar, nuevas relaciones, nuevos amigos y recuerdos imborrables, es cuando llegas a ese nuevo destino que te das cuenta que estás dispuesto a recibir enseñanzas sea cual sea su forma o su tamaño. Nos convertimos en la persona que esperábamos convertirnos de niño, un aventurero explorador de nuevos horizontes.

Todos sabemos lo que es una mudanza, el sentimiento se magnifica cuando es internacional.

Pero hay algo casi tan bonito como irse…

 

Volver…

 

En el momento de aterrizar, sin vuelo de vuelta, de volver a poner cimientos en Valladolid, es una sensación inexplicable, algo como un olor a pasado.

En el regreso te acompaña tu gente, te vuelven sabores, sensaciones… volver a ver nuestra meseta, nuestros campos dorados, nuestros abuelos trabajadores…

En ese punto tan álgido, siempre tenemos un recuerdo sobre algo fundamental en nuestra tierra, la gastronomía… algo tan valorado por los extranjeros… el regalo más apreciado para que te acompañe en tu regreso de una visita a tu tierra natal.

Valladolid es vino, es pan, son hortalizas, es carne… pero entre toda la oferta gastronómica, hay algunas elaboraciones que han echado raíces por nuestra zona son por ejemplo, las sopas de ajo, las sopas castellanas, el lechazo asado y como no, nuestra torta de chicharrones.

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, recuerda disfrutar de lo bueno de cada sitio.

Saber enfocar un recetario, siguiendo tradiciones y aprovechando los mejores productos de cada tierra es una parte fundamental del día a día.